Me gustaría resaltar éste texto de Matias Kulfas, profeso mío de Estructura Económica el cuatrimestre pasado, director del Banco Nación y presidente de AEDA, sacado de Página 12 el día de ayer:
Esta columna está dirigida a los senadores nacionales que componen el G-37, el
conglomerado opositor que estaría en las puertas de impedir la ratificación del
nombramiento de la presidenta del Banco Central de la República Argentina.
Utilizo este medio porque en los últimos días el tan mentado “diálogo” ha sido
infructuoso: celulares apagados, caras de póquer, expresiones legitimantes de
acciones injustificables como “a veces pagan justos por pecadores” (¡qué caro
nos han costado estas expresiones en un pasado no tan lejano!). Lo cierto y
concreto es que el “diálogo” fue prácticamente imposible.
Empiezo por la
gravedad del hecho que se intenta realizar, esto es: que la oposición “tumbe”
(éste es el término que se utiliza) a un presidente del Banco Central no es un
hecho más. En las reglas de juego de la democracia es adecuado que esta opción
exista, pero –sin dudas– debería justificarse en un hecho de suma gravedad. ¿Qué
es lo que se está juzgando de negativo en la persona o la gestión de Mercedes
Marcó del Pont? Entiendo que se deberían analizar tres preguntas. La primera es
si pesan sobre ella acusaciones de corrupción, malversación de fondos públicos o
incumplimiento de sus deberes. La segunda, si se considera que carece de
idoneidad y experiencia de gestión. Finalmente, la tercera, si su visión de la
política económica es perjudicial para el desarrollo de la
Argentina.
Respecto de la primera pregunta la respuesta es clara: no pesa
sobre ella denuncia o causa alguna. Se trata de una persona intachable que ha
ejercido su profesión con alta calidad técnica y compromiso, sumándose a la vida
pública primero como diputada nacional y luego como presidenta del Banco Nación.
Su actual nombramiento en comisión en la presidencia del Banco Central ha sido
puesto en tela de juicio por el cumplimiento del decreto de necesidad y urgencia
dictado el pasado lunes 1° de marzo. Así es necesario repasar los argumentos que
la cuestionan: se dice que cumplió “órdenes del Poder Ejecutivo” sin defender la
independencia del BCRA. Pero lo que hizo el directorio del BCRA no fue otra cosa
más que hacer cumplir una norma. Un DNU no es una orden del Poder Ejecutivo, es
una ley. ¿Acaso alguien puede pretender que exista un criterio selectivo a la
hora de aplicar las normas? ¿Puede un funcionario elegir qué normas aplica y
sobre cuáles aplica la lógica del cajoneo o el ninguneo? La implementación del
DNU muestra que estamos ante una funcionaria que garantiza el cumplimiento de
las leyes. Ustedes, los senadores del G-37, deben estar tranquilos: las leyes
que dicten serán eficazmente implementadas por esta presidenta del BCRA.
La
segunda pregunta también amerita una reflexión: Mercedes Marcó del Pont no sólo
tiene una trayectoria profesional intachable, de alta calidad, y comprometida
con el desarrollo nacional. También ejerció con eficacia la presidencia del
Banco Nación. Muchos fueron sus logros, pero hay uno que resume todos. En marzo
de 2008, hace exactamente dos años, anunció la implementación de un fondo de
5000 millones de pesos para financiar inversiones y el desarrollo de más de
30.000 pymes argentinas. A fines de este mes ese fondo terminará de ejecutarse.
Ustedes son hombres de la política y a lo largo de sus vidas habrán escuchado
infinidad de anuncios de gestión. Una parte importante de ellos recordarán que
quedaron en la nada, a diferencia de este que, por su envergadura, hizo dudar a
muchos, la mayoría me animo a decir. Tres factores convergieron para que aquel
anuncio no fuera uno más sino una concreción de fuerte impacto en la economía
argentina, en particular para las economías regionales. El primero es la
definición política: se priorizó un actor económico de alto impacto productivo,
regional y en términos de empleo. El segundo es de naturaleza técnica: se
instrumentaron líneas de crédito que resultaron atractivas para las pymes y, al
mismo tiempo, rentables para el banco (demostrando que es falsa la idea de que
prestar a las pymes da pérdidas). El tercero tiene que ver con su capacidad de
gestión y la humildad para trabajar con la línea gerencial del Banco Nación,
poniendo todo el “poder de fuego” de esa institución al servicio de la
producción y el trabajo nacional.
Este ejemplo contribuye como disparador
para hablar de la tercera pregunta. Está claro que Mercedes Marcó del Pont llegó
al Banco Central con la idea de apuntalar el crédito a la producción, de hacer
una política monetaria que estimule el crecimiento basado en el mercado interno
y fortaleciendo capacidades exportadoras. Una política monetaria que contribuya
a generar empleo genuino, a reducir la pobreza y mejorar la distribución del
ingreso. No porque reciba “órdenes del Ejecutivo” sino porque es lo que siempre
pensó, hizo y dijo durante toda su vida. Y porque jamás hubiera sido funcionaria
de un gobierno que perjudicara a la industria nacional, tuviera políticas que
propendieran al alto desempleo, la especulación financiera o el festival del
endeudamiento externo.
No estamos hablando de una presidenta del Banco
Central de altos gastos personales con fondos públicos, ni operaciones con bonos
de resultados ruinosos para el balance de la entidad, ni liquidaciones de
entidades financieras con causas judiciales escandalosas. Tampoco proviene del
JP Morgan. No tengo nada contra la gente que trabaja en el JP Morgan, pero dudo
de que tengan autoridad para pensar los problemas de los argentinos en situación
de pobreza o de cómo desarrollar el país, del mismo modo que pienso que Mercedes
Marcó del Pont no sería muy buena gestionando fondos para la especulación
financiera. Señores de la Banca Morgan, no se las recomiendo, no la veo haciendo
ganancias fenomenales comprando y vendiendo papelitos o cobrando jugosas
comisiones para endeudar a países subdesarrollados.
En suma, señores
senadores de la nación, ustedes tienen una responsabilidad y debe primar la
racionalidad. Presten acuerdo al nombramiento de Mercedes Marcó del Pont. Dudo
de que haya alguien que pueda aportar tanta solvencia técnica, capacidad de
gestión y trayectoria intachable. Y, eso sí, si me permiten el atrevimiento:
contrólenla. Revisen los gastos que hace con fondos de la entidad. Observen con
regularidad las operaciones que realiza la mesa de dinero y vean si realmente
favorecen a la entidad y a los objetivos de política económica. Analicen cómo
supervisa a los bancos y contrasten sus actos con los de sus antecesores.
Particularmente tengo una visión de la realidad y de la economía muy parecida a la que propone la actual presidenta del BCRA (y la que tiene Matías), y no me interesa que esté con el gobierno en este momento, ya que si viniera de la oposición no dejaría de tener mi respeto y admiración. A su vez, tengo el mismo pensamiento cuando hace referencia a los economistas que trabajaron en el JP Morgan y ahora están en un partido político que claramente no condice con sus pensamientos o con sus actos pasados (los cuales me parece perfecto que haya hecho o siga haciendo si quiere). Ojo, la gente puede cambiar, y de hecho sería lo mejor para el país, pero hay que demostrar eso.
Entonces, ¿a que viene el título del post y el primer párrafo? A que, como dice Matías, en la política siguen poniéndose antes que la sensatez y lo mejor del país, ánimos revanchistas y decisiones que son claramente errores que vamos a pagar todos los argentinos (como diría la presidenta). ¿Tanto cuesta un poco de sensatez? ¿Tanto cuesta pensar un poco en el desarrollo del país y menos en la sed de destruir como sea al enemigo, o de tomar las mismas cartas que usaron en contra tuya? Me gustaría saber la opinión de Pino Solanas y el partido acerca de MMdP, ya que adhiero a muchas de sus opiniones, pero no se que votarán en este caso. La busacaré y la postearé cuando la encuentre.
En fin, cada vez que escucho la frase "así estamos", más me acuerdo de la realidad. Espero que en el Senado sean sensatos y no prime el idiotismo.
Saludos
No hay comentarios:
Publicar un comentario